–Es cierto, decían que las lágrimas eran fingidas…–¿Viste? Y nunca fue así. Esas cosas se sienten, es imposible inventarlas o actuarlas. Eso sí, cuando vieron el resultado, las mismas que me cargaban se pusieron a cantar el tema.–Viendo el resultado final y lo bien que cayó en la gente tu canción, ¿te parece que a las que te criticaban les dieron ganas de llorar?–Qué sé yo… Ahora, las chicas vienen, me saludan, me dan aliento. Y la verdad, yo no sé si les sale del corazón o lo hacen porque les conviene. Uno nunca sabe…–Sobre todo porque antes te llamaban Mucamita…–Sí, sí… En un punto, yo fui la Pampita de Patinando. Y en ese momento, lo digo recién ahora, me sentí mal y discriminada. Mirá, en este medio hay mucha falsedad, y todo el tiempo me llegaban comentarios de que me criticaban o se burlaban de mí. Entonces, me encerraba en el camarín a llorar. O lloraba cuando llegaba a mi casa. No paraba. Estaba mal, deprimida, bajoneada. Me lastimaba y me dolía todo lo que decían.–Con tanta angustia, ¿pensaste en irte del programa?–¡Jamás! Cuanto más me critican, más fuerza me dan. Si no fuera siempre para adelante, hoy estaría carpiendo la tierra en mi pueblo, y no patinando en el programa de más audiencia. No soy la mejor, pero me voy superando. Que digan lo que quieran, yo siempre voy al frente.–Y del jurado, ¿qué tenés para decir?–Ellos están bien, y acepto sus devoluciones. Lo único que podría pedirles es que tengan más en cuenta la fuerza que pongo, el sacrificio que hago, la entrega. Veo que se fijan en mis errores, y tienen razón, pero no miran todo lo que me cuesta lograr lo que hago.–¿Hay alguno de los cuatro al que le tengas miedo?–No, miedo no le tengo a ninguno. Y los respeto a todos. Eso sí, la que más me corrige es Reina. Ella está pendientede mis errores, y siempre me los hace notar. Como yo no sé patinar, trato de disimular con lo que puedo. Y con Polino, Flor y Ubfal quizá la puedo dibujar, pero Reina se da cuenta de todo. De acá a lo que dure Patinando voy a estar sentenciada.–Entonces, dependés de los televidentes.–Sí. ¡Y la gente me banca! Me quiere ver ahí, en acción. Le debo gustar, por eso me vota. Y eso tampoco debe causar mucha gracia en el resto de las chicas. ¿No viste que cada vez que quedé sentenciada fui al telefónico? ¡Olvidate de que me salve el jurado! –¿Soñás con ganar?–¡Obvio! Pero de ahí a lograrlo… qué sé yo. Yo sé que voy a estar sentenciada de por vida, pero en el fondo también sueño con repetir lo de Iliana Calabró. Ella no cantaba bien, y al final ganó Cantando gracias a la gente. A mí me dicen lo mismo, que no puedo cantar, ni bailar, ni nada. Se ríen de mí, como se reían de ella. Y quién te dice…–Volvamos a La llorona. ¿Ronaldinho escuchó la canción?–¿Sabés que sí? La bajé a la compu, se la mandé por mail, y la escuchó. Me dijo que le encantó, que la tararea, y que incluso la cantan con sus compañeros en las prácticas del Barcelona. Te digo más, mi próxima canción se la voy a dedicar a él.–¿Es cierto que estás dando shows en los boliches?–Sí, es verdad, y la gente se vuelve loca cuando canto. Puede perder con el tema Bom Bom de Iliana, pero La llorona les pasó el trapo al Poto de Francese y al Koala de Marengo.
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